La fortaleza.
Confiar cuesta, muchísimo. Sobre todo para alguien a quien le han fallado demasiadas veces, para alguien que no olvida.
Quizás eres hermético. No entra nadie en tu corazón porque está destruido por las bombas lanzadas en anteriores combates. Libras pocas batallas, y cuando te permites dejar entrar a alguien te destruye y te hace replantear si esta vez ha sido culpa tuya.
Te has abierto, te has mostrado como eres y has dado todo de ti para que aquello saliese bien.
¿Para qué? Para que una vez más vuelvas a romperte en pedazos y te vuelvas a quedar solo.
Otro escudo más, otra fortaleza aún más alta has creado para que nadie atraviese tu corazón.
V.
Comentarios
Publicar un comentario