Proyecto.

Una alarma saltó. Todas las habitaciones del psiquiátrico se abrieron y los locos salieron corriendo. Las enfermeras corrían y se escondían en los cuartos de basura, los médicos salían de sus despachos con sus maletines preparados para alcanzar el aparcamiento sin resultado. Aquellos locos asesinos mataron a la mayoría de aquel personal.
A ojos de la población era un hospital para enfermos mentales pero en su interior se encontraban lo que comúnmente se llaman: alienígenas, mutantes, extraterrestres, "raritos". El gobierno se encargaba de capturar a cualquier ser con extraños poderes y los ingresaba en aquel centro contra su voluntad. Investigaban con ellos, les torturaban y les encerraban en habitaciones con un retrete y un colchón, de vez en cuando les administraban una ducha de agua fría con una manguera y les volvían a meter en aquella húmeda y mugrienta habitación.
Una mujer, morena, de ojos verdes y tez clara, se encontraba sentada en su colchón con las piernas cruzadas cuando esa alarma saltó y podía salir.
- ¡Vamos!- exclamó un joven mulato con los ojos morados mientras su cuerpo se transformaba en una pantera.
Se incorporó lentamente y salió por la puerta metálica de gran tamaño con cautela. Al ver correr a todo el mundo, ella se unió a ellos, vestida con esa especie de pijama beige sucio.
Cuando la luz de los flexos dio directo en su rostro, una marca en su rostro se vislumbró. Zahra tenía parte del rostro con una marca que identificaba a los de su "especie", tenía una especie de cuadricula que cubría parte de su ojo izquierdo y frente. Zahra era una telépata y cambiante humana, fue capturada en Siria durante la guerra pero un soldado la raptó y la llevo a su casa en Estados Unidos para que nadie metiese a esa chica de cuatro años que no controlaba su poder en un psiquiátrico. Pasaron doce años cuando mataron a su padre adoptivo y la llevaron a aquella cárcel. Cuando vio a un enfermero intentar abrir la puerta en la que se encontraban el resto de sus compañeros, uso su poder para empujarlo contra la pared. Su rostro furioso y vengativo le miró con los mismos ojos que miró a la última persona que asesino hace cinco años; el asesino de su padre. Sin rozarle, le estranguló con fuerza y antes de matarle, sujetó su brazo con fuerza y se convirtió en aquel enfermero, en aquel hombre calvo, corpulento y ojos claros. El cadáver del verdadero enfermero se quedó con una marca de su mano y muerto en el suelo. El mismo mulato que la había avisado, se encontraba devorando el cuerpo de un médico, en su forma de pantera.
- ¡João!- llamó a aquel animal negro con ojos violetas.
Al principio rugió al hombre pero al detectar el aroma de Zahra se relajó. Durante los cinco años que estuvo retenida allí, conversaba con su compañero de celda, por el conducto de ventilación se comunicaban con canciones de sus países de origen, era como un intercambio de culturas.
Ambos salieron de aquel lugar y sintieron el aire en el rostro y cuerpo. Corrieron entre los callejones y se escondieron durante esa noche en los suburbios de la ciudad. Necesitaban un plan.

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