La vuelta a casa.
Y termina la fiesta, termina la noche de juerga que te has montado para los carnavales. Termina el día.
La vuelta a casa. Coges el metro y el tren y entonces algo ocurre que arruina la fiesta que acabas de tener, lo feliz que habias sido.
¿El culpable? Él.
Con un simple acto, con un simple detalle ha arruinado toda tu felicidad. Todo tu bien estar.
Sencillamente, se ha cargado la noche.
Son casi las 7 de la madrugada, estoy viajando en el tren mientras mi amiga duerme en el asiento de al lado. Me replanteo las cosas, me acuerdo de todo y recuerdo como me hiciste sentir.
Todo se ha ido a la mierda y eso que aún no he cogido la cama.
V.
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