Dormitorio.

Ansiedad. Lágrimas. Temblores. Nervios.
Noche tras noche. Ella tiene el corazón roto.
Nadie es consciente del dolor que sufre en su interior. Nadie conoce el motivo de su sufrimiento. Nadie entiende como puede ser siempre feliz y sonreír...
Y es que nadie vive debajo de sus sábanas. Nadie ha preguntado a su almohada si ha amanecido empapada más de una vez.
La presión en el pecho cada vez es mayor. Cada vez la cuesta más tirar hacia delante con el rostro intacto. Ni una lágrima. Ni un chillido desgarrador. Ni una mala cara. Ella siempre manteniéndose firme.
Que pena que nadie sepa la verdad...
Que nadie sepa que el dolor es mucho mayor de lo que ella cree. Que la vida no la esta tratando bien. Que cada día que pasa hay más momentos de llantos que de risas. Que no puede estar en casa porque sabe que cuando esta sola se derrumba. Por eso solo llora en la cama. Por eso solo ella es real en su dormitorio. Donde nadie la ve. Donde se siente segura.
V.

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