Me equivocaba.
Y es que desapareciste, de mi vida, de mi cabeza, de mi tiempo, despareciste para siempre. O eso creía. Creí que me habías dejado de importar, creí que por fin estabas lo suficientemente lejos de mí como para poder olvidarte, como para superar todo lo que hemos vivido. Pero me equivocaba.
Porque en el momento que te he vuelto a ver me he dado cuenta que simplemente te estaba dando esquinazo en mi cabeza. Porque en el momento que me hablaron de ti me di cuenta que te echaba de menos, que quería ser yo la que hablase de ti.
Porque cuando supe que había otra chica me di cuenta de que aún sentia celos, que aún te quería.
No se olvida a alguien que nunca se marcha, simplemente se ignora.
V.
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