El resto del mundo.

Y es que es imposible olvidar a alguien que aparece en tu vida con tanta fuerza. Mostrarte indiferente a sus tonterías porque no quieres que nadie os etiquete, no quieres que vean el brillo de tus ojos cuando él aparece por la puerta.
Cuando esta cerca tienes que aguantar la respiración para que la gente no se percaté de que su aroma te vuelve loca, para que la gente no hable sobre lo tonta que te pones cuando le tienes cerca.
Su mano rozándote hace que se te erice toda la piel que recubre tu cuerpo, de pies a cabeza. Y menos mal que es invierno y vas tapada.
Y podría seguir así durante días, escuchando su voz, sintiendo sus manos, recibiendo su aroma, evitando su mirada... Esto último quizás lo más difícil.
Difícil es controlar el brillo de tus ojos cuando su mirada no se aparta de la tuya. No sonrojarte al pensar que se puede dar cuenta de que estas pillada por él.
Pero, voy a ser sincera. Si nadie más estuviese en aquella habitación me dejaría llevar y estaríamos de acuerdo en que su brillo y el mío podrían ir unidos. Si nadie nos viese jugar con las manos, si nadie nos viese sonreírnos, estoy segura de que nuestra indiferencia desaparecería, seríamos sinceros el uno con el otro.
Pero el resto debería desaparecer, quedarnos solos en un lugar remoto.
V.

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