La misma noche de noviembre.
Nunca pensé que volvería a ver esos ojos.
Entre tanta gente tuve que cruzar mi mirada con ella. Todo podría haber sucedido de otra forma; podríamos no habernos visto, podríamos haber paseado como dos desconocidos acompañados que recorren Madrid en una noche de noviembre. Pero ella tuvo que cruzarse de nuevo en mi camino levantando sensaciones en mí que conseguí despejar hace unos años.
Vivimos unos años tan intensos y tan raros que se nos agoto la paciencia y nos alejamos. Y aquí estamos de nuevo. Recordándonos.
La mujer a la que abrazo apenas la conozco. Llevamos tres meses quedando en los cuales apenas he conocido la mitad de lo que conocí de ella en los años pasados. Normal que se levante una corriente de humo y me sienta perdido, aturdido.
Cometí un error y fue no quererla como debía. Me asusté de lo que sentía por ella en una edad tan temprana, no quería compromisos y la cagué. Pero creí que nunca la volvería a ver y menos acompañada de un hombre... pero, ¿y si ese hombre solo es un amigo? ¿Y si no siente aún por él? Sería mi momento para volver a rehacer una vida con ella.
Cuando me quise dar cuenta ya la había perdido entre la aglomeración y la di por perdida para siempre.
Eran las 00:08 y estaba acostado en la cama de la mujer con la que paseaba hace unas horas por Madrid. Ella dormía después de haber cenado y acabar comiendonos entre nosotros como postre.
Cogí el móvil y encontre su teléfono en mi agenda. ¿Y si la hablaba? No me había quitado de la cabeza su sonrisa en toda la noche, tenía que quitarme esa espina.
-Hola(00:13)
...
Comentarios
Publicar un comentario