La mejor noche de mi vida.

Esa tarde hacía muy bueno. El sol estaba fuera pero no quemaba. Había una pequeña brisa que venía del este pero no molestaba. Al contrario. Era confortable sentir el aire en la piel. 
Decidí dar una vuelta por la orilla de la playa notando el agua en los dedos de mi pies.
Llevaba en una mano las sandalias y en otra el neceser con mi móvil y las llaves. Mi vestido se ondeaba a favor de la dirección del viento haciéndome sujetarlo con la mano del neceser.
Caminé por toda la playa. Nunca había estado tan feliz andando sola durante tanto tiempo. Llevaba caminando como 1 hora.
Mis gafas de sol me impidieron reconocerte pero tu no dudaste.
-¿Helena?
Me dí media vuelta y allí estabas.
-Si.
-Sabía que te iba a volver a ver- comentaste mientras venías a darme dos besos- por cierto, soy Hugo.
-Encantada- te contesté mientras continuaba andando.
-¿Te puedo acompañar?- me preguntaste.
-Me queda una hora de camino a casa.
-No me importa, así nos conocemos- dijiste haciéndome sonreír. Era la segunda vez que lo hacías desde que te conocí.
Te despediste de tus amigos y te colocaste al lado mío caminando.
-¿Estas de vacaciones?- me preguntaste.
-Si, ¿y tú?
-Más o menos. Trabajo en un chiringuito en la playa por las mañanas y luego ayudo a mis abuelos con la casa.
-Por lo menos disfrutas de playa todo el verano- comenté hundiendo mis pies en la arena.
-¿De dónde eres?
-De Madrid. 
-Vaya, que lejos- dijiste resoplando- yo soy de Valencia.
-Que morro. Tienes la playa aquí al lado.
-¿Te gusta? La playa digo- me preguntaste acariciándote el pelo de una forma muy coqueta.
-Si, me encanta la paz que transmite- contesté observando el mar.
-Oye, ¿tienes prisa? ¿Quieres ir a tomar algo? El chiringuito donde trabajo esta allí.
-No, no la tengo, ahora aviso a mis padres de que llego más tarde. Pero tendría que subir a casa a por dinero.
-No te preocupes, yo te invito- dijiste guiñándome un ojo.
Se nos hizo tarde. Llevábamos unos cuantos mojitos y me lo estaba pasando fenomenal. Eras muy gracioso y guapo. Me contaste que tenías 21 años. Estudiabas derecho en la universidad. Me hablaste de tus amigos y amigas. Amigas. Me dijiste que no tenías novia. Que lo pasaste muy mal con tu última relación y que nunca te habías vuelto a enamorar.
Yo por el contrario te conté menos detalles sobre mi vida amorosa pero lo entendiste y no me preguntaste mucho por el tema.
Llamaste a tus amigos y nos liamos más de la cuenta. Eran las 3 de la mañana y estábamos tumbados en la playa observando las estrellas en esa inmensa oscuridad acompañados por el sonido de las olas rompiendo en las rocas.
-Vamos al agua- comentó un amigo tuyo quitándose la camisa y las zapatillas.
El resto le imitó y fueron corriendo al mar.
-¿Vienes?- me preguntaste terminando de quitarte las zapatillas.
-No se si...
Pero no me diste más tiempo. Me incorporaste del suelo tirando de mí. Me quité el vestido dejando al descubierto el bikini azul que llevaba puesto y corriendo hasta el agua.
Nos salpicamos. Nos empujamos. Nos divertimos.
Me cogiste para hacerme una aguadilla pero te paraste en la superficie. Antes de sumergirme en el agua. Me tenías agarrado de la cintura con tus manos. Me mirabas a los ojos. Sin pestañear. 
Nos besamos. Nos besamos como si estuviésemos solos. Me colgué de tu cuello y me apreté contra ti. No quería separarme. Quería disfrutar del momento. De perder el control. De querer perderlo contigo. 
Esa fue la mejor noche de mi vida.
V.

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